Alianza ERA

Educación Rural para Antioquia

Planeación integral, un reto por explorar

Yudy Milena Quintero Franco

Sede La Julia, Centro Educativo Rural La Merced

Nací bajo los rayos de luz del Oriente antioqueño, en una familia humilde pero pujante, descendiente de un padre líder y una madre labrante, digna de los gentilicios gurreña y ferrerina, que ama su campo, su tierra y todo lo que se produce en ella. Llevo la docencia en mis venas. Mi prima y mi tía son dos grandes maestras rurales y mi mayor ejemplo, pues entregaron toda su vida, en alma y corazón, a la educación rural, y han permitido que mi sueño se haga realidad. Soy una mujer apasionada por las cosas que hago, como hija, esposa, madre y docente. Amo el campo y todo lo que está a su alrededor. Cuido a las personas como mi mayor razón de ser.

Planeación integral, un reto por explorar

Mi llegada a la Institución Educativa Rural Farallones, del municipio de Ciudad Bolívar, se dio a mediados de 2019, cuando inicié mis clases con el grado primero. Era un grupo sediento de conocimientos, inquieto y curioso, pero con falencias en la convivencia. Esta razón me llevó a desarrollar un diagnóstico desde la observación, análisis y exploración de sus comportamientos, e identifiqué la necesidad de reconocer su contexto. El grupo estaba conformado por niños y niñas provenientes de Venezuela, La Guajira y de la comunidad indígena Hermeregildo Chakiama.

Necesitaba un proyecto de aula para conocer el territorio, sus costumbres, geografía, lugares turísticos y las dinámicas sociales de los habitantes. Surgió, entonces, La Granja del Saber, un proyecto basado en la planeación integral que buscaba potenciar habilidades para vivir con el otro desde el respeto a la diferencia, la equidad y la igualdad, para fortalecer la convivencia en el aula. Cada uno de los aprendizajes los plasmaba en la bitácora con el fin de dejar huellas marcadas en lo cognitivo, comunicativo, estético y espiritual de estos infantes.

El desarrollo del proyecto me sirvió para comprender que, al aplicar estrategias y didácticas articuladas y enmarcadas en los elementos del entorno y registradas en una planeación académica, surgen aprendizajes significativos.

La planeación fue cogiendo fuerza con los elementos del Centro de Recursos de Aprendizaje (CRA) como grandes protagonistas, y realizamos un proceso de exploración de los sentidos con el material concreto de esta caja mágica (¡sí, mágica!, porque contagia de su magia y regala sonrisas a quien ellos consideran su maga, una docente de carne y hueso que solo desea encender la luz del conocimiento en cada uno de sus pupilos). También practicamos el dibujo rítmico de Tita Maya, que les sirvió a los niños y a las niñas para dejar volar sus sueños, para manejar el espacio, ubicarse en el papel y llegar al proceso de escritura y lectura de una forma didáctica, natural y espontánea.

Los buenos resultados dieron paso a la implementación de la planeación transversalizada dentro del aula, con la estrategia Guardianes del Planeta y con la Bitácora. Para ese primer período, el avance había sido muy gratificante y utilizábamos elementos que facilitaban explorar los sentidos.

Este trabajo dejó huella en Wilder, un estudiante de seis años que no hablaba ni controlaba esfínteres, y cuyo actuar era bastante brusco. Pero a medida que le permitimos la exploración de su propio entorno, fue cobrando sentido e importancia para él, porque siempre se integró y pudo tocar, sentir, escuchar y, sobre todo, compartir. Con la manipulación de cada material logró clasificar objetos por su forma, tamaño, color, utilidad; y a reconocer colores e identificarse con ellos para expresar emociones. El principal logro fue que mejoró sus motricidades fina y gruesa con el agarre de pinza, correr, caminar, controlar el equilibrio, y que dejara los pañales, ya que había logrado establecer un canal de comunicación para manifestar que debía ir al baño.

Desafortunadamente, nos tomó por sorpresa la pandemia de COVID-19 y todos estos procesos fueron trasladados a casa, y allí llegué con mi planeación transversalizada, flexible y pensada en las habilidades y competencias que se pueden desarrollar y fortalecer en familia. Entonces, creé una guía taller que articulara cada uno de los procesos del aula, con el objetivo de seguir fortaleciendo las competencias y habilidades de una forma más consciente, autónoma y familiar. Tomé como punto de partida la rúbrica de aprendizaje para que nunca perdieran el horizonte, que tuvieran la meta clara de lo que deseábamos lograr, pero que, al mismo tiempo, pudieran ejecutar las actividades a su ritmo y en la medida de sus capacidades, de suerte que la esencia de los modelos educativos flexibles no se perdiera.

Para el tercer período lectivo del año 2020, ya estaba en la Institución Educativa Perla del Citará, sede San Rafael, del municipio de Betania. En este lugar, la planeación cogió más forma, fuerza y grandeza, ya que seguíamos en pandemia y debía atender preescolar y primaria en el modelo escuela nueva. Gracias al apoyo de Alianza ERA con el material didáctico, especialmente con la cartilla Exploradores de la vereda, orienté la planeación no solo para el niño o niña que está en determinado grado, sino para toda la familia, que está en un contexto y tiene características específicas, y que, por esta razón, necesita su guía taller integradora, transversalizada y pensada para suplir las necesidades y para potenciar las capacidades.

Resalto actividades como el acróstico del nombre por ser una oportunidad de reconocer las cualidades de cada uno. También la observación, investigación y exploración que hicieron algunas familias para moldear y construir algún objeto con la materia prima de su entorno.

De la pandemia aprendí el verdadero sentido de la educación: generar aprendizajes significativos teniendo en cuenta la integración de áreas; enseñanzas para la vida que promuevan el apoyo familiar y el uso flexible y mutuo del tiempo. Y me mostró, como docente, padre de familia y estudiante, que la enseñanza-aprendizaje es posible cuando hay adaptación y cuando le damos la importancia al modelo escuela nueva por su esencia formativa, continua e integradora en la transmisión de conocimientos.

En últimas, mi forma de planear se hizo más fuerte en las aulas de clase, y esto se vio reflejado en mis estudiantes, en su liderazgo, en la preparación de las actividades de conjunto, su ejecución y el diario vivir. Le seguimos dando fuerza a la Bitácora exploradores como una estrategia para apostarle al emprendimiento y sacar a flote diversos proyectos pedagógicos productivos; claro está, fortaleciendo siempre los procesos de cada niño y niña, respetando sus ritmos y grados de complejidad, para así integrar a todos en esta aventura de aprender.

Sí, una aventura en la que una estudiante del grado primero, a partir de las imágenes, puede hacer una lectura magnífica e inventar un cuento perfecto. Aunque solo eran imágenes cuyo nombre comenzaba con las letras del abecedario trabajadas hasta el momento, esta pequeña de solo seis años, llamada Esmeralda, logró no solo contarlo con sus propias palabras, sino también llevar su voz al papel. Una experiencia muy bella en este año 2022.

Para que mi planeación cobre vida, basta con sentarme en el aula e imaginar que soy una estudiante más, como si yo estuviera sintiendo lo mismo que ellos y emocionándome por lo que debo aprender. Pero, en últimas, soy quien guía sus saberes y los ayuda a explorar las áreas al permitirles la manipulación de materiales concretos, aprender haciendo, imaginar, crear, innovar y, sobre todo, cuestionarse para que les den paso a la investigación, observación y análisis de lo que existe a su alrededor. Todo buscando la integración con la comunidad educativa al transmitir los conocimientos por medio de actos culturales y actividades de conjunto.

Aprender a planear integralmente fue mi mayor logro. Empleé todos los elementos del entorno, comprendí contextos y respeté ritmos de trabajo para presentar resultados y objetivos contextualizados en el desarrollo de competencias y habilidades acordes con los grados, niveles de complejidad y contenidos de las mallas curriculares.

Mi mayor satisfacción es articular en el aula las estrategias didácticas y los materiales de la Alianza ERA, e invito a mis colegas a que las pongan en práctica y se apropien de ellas con el objetivo de que obtengan mejores resultados desde un trabajo colaborativo, porque somos educadores rurales de vocación y de corazón. Esta ha sido una oportunidad inmensa que me han dado el universo y la vida. Poder transmitirla a mis estudiantes con mi esencia, mi currículo oculto, pero también pensando en sus necesidades, como un proceso de fortalecimiento laboral, hace que me sienta orgullosa de ser una educadora rural, porque mi ser es educar.

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