Sede Caño Ñeque, Institución Educativa Rural La Arenosa
Sede Caño Ñeque, Institución Educativa Rural La Arenosa
Nací el 27 de septiembre de 1992 en Sahagún, Córdoba. Soy normalista superior y licenciado en Humanidades y Lengua Castellana, docente en la zona rural del municipio de El Bagre, apasionado por mi labor. Me gusta conocer nuevos territorios, y encontrar la idiosincrasia de su gente, las tradiciones y costumbres más sobresalientes. Me encanta leer y escuchar relatos de historias nocturnas y paranormales. Hallo en la escritura la posibilidad de contar las vivencias de cada territorio. Me gusta bailar porro en fandango y, como buen sabanero, utilizo el costumbrismo como eje central de mis vivencias. Estoy orgulloso de mis raíces cordobesas.
Para muchos estudiantes, la lectura y la escritura son la fea del paseo al momento de adquirir un aprendizaje. Esto debido a que desde muy temprano son renuentes a conocer la magia interpretativa o los diversos mundos que allí se involucran. Esta era la falencia más prevalente en los estudiantes de la sede Caño Ñeque, a orillas del río Nechí.
Este desinterés de los estudiantes por los procesos lectores obedece, en muchas ocasiones, a la falta de lectura en casa, y también a la falta de acompañamiento por factores como el analfabetismo y las labores constantes para lograr el sustento, pues la mayoría de las familias de esta comunidad dependen del trabajo diario para su sostenimiento.
Como es bien sabido, la lectura tiene una gran importancia para el desarrollo formativo de los niños, niñas, jóvenes y adultos. En gran nivel, la poca práctica de este hábito ha generado vacíos en el proceso de comprensión de algunos estudiantes. Por esta razón, es necesario implementar estrategias didácticas que ayuden a mejorar la atención y la comprensión de textos literarios.
En una de esas mañanas lluviosas, cuando no esperas que los estudiantes lleguen a consecuencia del clima, comencé a plantear una retrospectiva de cómo se realizaba el proceso lector, y fue en ese momento, y haciendo un análisis, cuando caí en la idea de vivenciar lo leído mediante el teatrillo de títeres. Investigué sobre el tema y me topé con el artículo “Los títeres: un recurso educativo”, de Miguel Ángel Oltra Albiach, donde dice:
Los títeres constituyen sin duda una herramienta educativa muy interesante; así lo han entendido a lo largo de los años un número importante de educadores y educadoras de los diferentes niveles formativos, tanto en lo que concierne a la educación reglada como a la no reglada. Skulzin y Amado (2006: 74) plantean que el taller de títeres como actividad escolar “es una herramienta que promueve el aprendizaje de diferentes conocimientos y habilidades a partir de situaciones de interacción social”. (Educación social. Revista de Intervención Socioeducativa, 54, pp. 164-179)
Así nació Aventuras en Titirilandia, una estrategia de afianzamiento lector mediante el fomento de la lectura que dio vida a medias, botones y rollos de lana; y nacieron Pepe y Pepa, los anfitriones del acto Aventuras en Titirilandia.
Esta estrategia recursiva se plantea para reducir las falencias en lectura en nuestra institución. Lograr enamorar a los estudiantes de la lectura no fue tarea fácil, pues para ellos leer era sinónimo de castigo y amargura: “Lea usted, que es el profesor”, decían. Algo que desconcierta, pues, en realidad, como docente no esperaba respuestas tan rocosas, que te invitan a autoevaluarte y a reconsiderar el proceso formativo que llevas con ellos.
Aventuras en Titirilandia se inició con una muestra muy particular, pues tomé una silla, puse mis medias en mis manos y comencé a regañar a un muñeco de tela que tenemos en el aula como si fuera uno más de los chiquitines. Los niños y las niñas quedaron extrañados porque no era usual ver al profe haciendo morisquetas, como ellos dicen. De inmediato tuve su atención y comencé a preguntarles sus nombres para romper el hielo con aquel juego de roles. Aprovechar todos los recursos que se enfocaran en la idea principal fue lo que me ayudó en dicho proceso. En un segundo momento afiancé la idea, tomé dicha base y aproveché los recursos y el interés participativo de los mismos estudiantes, pues al instante todos querían tomar sus medias y ponerlas en sus manos para darle vida a una idea propia.
La creación de personajes es una tarea ardua, ya que se tienen que descubrir las habilidades, gustos y preferencias de cada participante para lograr un eje temático articulado con la personalidad de cada uno de ellos. Implementar un cambio de roles fue el punto de partida para crear un ambiente armónico con la actividad y, aunque la timidez también hace presencia, cuando se asume un nuevo rol, esta desaparece dejando al descubierto una nueva esencia, esencia que tomamos con propiedad con el fin de descubrir un nuevo mundo, tal como lo percibí al momento de recrear la ciudad de los títeres. En esta tarea, lo primero fue la creación del espacio, ya que tener un ambiente idóneo para la práctica también es importante. Los muchachos trajeron de sus casas sábanas, sus juguetes favoritos y todos los elementos que utilizan a diario para dejar volar su imaginación. Utilizaron elementos de cartón para recrear la sala de teatro y decoraron a su gusto cada personaje participante en sus líneas.
Hubo un momento en particular que marcó el camino de la experiencia, puesto que los más pequeños, al ver que los demás estaban en el momento creativo, también querían formar parte de la estrategia, momento en el que busqué la manera de hacerlos partícipes: recortamos gran cantidad de imágenes y fueron los mismos chiquitines quienes con su propia imaginación comenzaron a darles un parlamento a los nuevos integrantes de su familia.
Replicar la estrategia por los resultados obtenidos fue magistral. Los estudiantes de otras sedes se sintieron acogidos con la dinámica participativa, en la cual lograron una interacción con la lectura y con la creación de nuevos personajes para el desarrollo integral de su aprendizaje. Espero que con este método alcancemos grandes avances en cada uno de los participantes, pues estos muestran interés por expresar mediante la lúdica un mundo en el cual se sienten integrados y no excluidos. Lograr la participación e involucrar agentes de cambio será el camino más claro para obtener resultados apropiados y mancomunados, que tengan como finalidad la superación de dificultades que resienten la autoestima por no superar las barreras y los miedos a las letras.
Es primordial que en el proceso creativo tomemos líderes de aprendizaje; es decir, hacer partícipe a un monitor, pues será este quien deberá guiar el proceso con los que se sientan apartados o sientan que no pueden formar parte de la propuesta por no comprender la lectura. En este espacio, es pertinente realizar una preparación constante y tener reglas claras para desarrollar un trabajo pedagógico que involucre creativamente los estímulos participativos del estudiante. El maestro, como guía, debe ser eficaz para lograr percibir los roles en los cuales han de estar los participantes según sus habilidades.
Las estrategias didácticas son la base para lograr una articulación clara de los conocimientos, y cuando somos capaces de intervenir en estos conocimientos, somos capaces de crear mundos fantásticos, en los cuales los participantes tendrán un aprendizaje significativo y dejarán de lado las falencias que no permiten el avance de sus conocimientos y que generan el retraso en sus capacidades sensoriales. Lo ideal es que la dinámica participativa sea el proceso mediante el cual los niños y las niñas con falencias en la lectura avancen considerablemente en su desarrollo lector y creativo, pues es este último el que da los cimientos necesarios para una estructura sólida del conocimiento dentro y fuera de las aulas de clase.