Sede San Fernando, Institución Educativa Felipe Henao Jaramillo y Sede Principal, Institución Educativa San Peruchito
Sede San Fernando, Institución Educativa Felipe Henao Jaramillo y Sede Principal, Institución Educativa San Peruchito
Soy maestra desde que tengo memoria. En mis primeros recuerdos me veo en un círculo de niños sentados con cuadernos y viejos libros. Ellos jugaban a ser mis alumnos, pero yo planificaba mi futuro.
Con el pasar de los años, sobrepasando barreras y aprovechando cada oportunidad que la vida me daba, me encuentro en un salón de clase de la Normal de Fredonia, con pupitres viejos y los ventanales rotos, rodeada de amigos soñadores y entusiastas, entre ellos Gladis Amalia Saldarriaga, una joven un poco callada, pero con una mente brillante.
Con el tiempo logré hacer mi juego realidad y, cuando tenía alumnos verdaderos, me reencontré por los caminos de Andes con aquella amiga que ahora se apropiaba de sus clases y buscaba cómo ganar la atención de sus estudiantes.
Y después de más de veinte años de acompañarnos en el trayecto de la vida, en medio de risas y remembranzas, aquellas espontáneas charlas entre amigas se convirtieron en la catarsis perfecta para liberar las tensiones, preocupaciones y frustraciones que teníamos, pero ahora paradas al frente del tablero.
Y como aquellas niñas cómplices de siempre, pensamos en qué nuevas aventuras emprender para convertir el aula en un espacio para aprender de forma divertida.
Con la barriga llena y el corazón contento, así quedarás al realizar la preparación del ensalabario que te voy a presentar. Es una receta que ya fue saboreada en dos instituciones educativas del municipio de Andes. Sus docentes Marta Mejía y Amalia Saldarriaga se encargaron de sazonar cada detalle de esta deliciosa ensalada para enseñar a leer y a escribir tomando ingredientes de los diferentes métodos de alfabetización y mezclándolos con precaución para lograr el punto perfecto de cocción. Solo hazla si estás dispuesto a degustar sabores exquisitos y grandes satisfacciones en clase.
Ingredientes
Preparación
Para cocinar el ensalabario debes disponer de una escuela rural alegre y con bellos paisajes para observar. Toma el puñado de estudiantes, recuerda lo inquietos que estarán por aprender a leer y escribir; mézclales la cucharada diaria de motivación y entusiasmo.
Cuando logres una mezcla heterogénea, agrega cada semana una fruta o verdura de las que has seleccionado previamente; puede ser cultivada en la región o un alimento que sea novedoso para tus comensales; cautívalos con sus bellos colores, olores, texturas y sabores. El orden en que vas incorporando las frutas es de libre elección, pero te sugerimos llevar un orden según el enfoque del método de alfabetización utilizado, el nivel de dificultad y la intención tuya como maestro chef para poder lograr secuencialidad en la lectura y la escritura.
Pon la mezcla a fuego lento y revuelve con calma durante varias semanas, vigilando reflexivamente que los ingredientes conserven su textura. Luego, toma las tazas de actividades y ve añadiéndolas poco a poco para dar a conocer las letras que acompañan a cada fruta o verdura. Condiméntalas con más palabras que puedas ir asociando. Ahora que la preparación va tomando tonos coloridos, debes batirla con el kilo de pretextos para dinamizar las clases. Es buen momento para desarrollar estrategias muy creativas y lúdicas que ayuden a ir reconociendo letras y palabras.
En un recipiente aparte, vierte clases dinámicas, picadas en actividades de exploración, que permitan la vinculación de palabras generadoras con las frutas y verduras, actividades que afiancen la lectura y la escritura y otras que favorezcan la aplicación de lo aprendido.
Aprovecha cada hervor para agregar una pizca de imaginación, y así sugerir ejercicios donde los comensales conozcan las propiedades y beneficios que tienen estos ingredientes para la salud de las familias. ¡Esta preparación está casi lista!
Y como la comida entra por los ojos, recuerda embellecer el plato en el que vas a servir el ensalabario. Toma el libro creado por los niños y las niñas, procura que esté lleno de colores y formas. En cada hoja vierte una porción de esta preparación, procura que quede con un trozo de fruta o verdura con su respectivo nombre; luego ordénalas alfabéticamente y disfruta caliente esta deliciosa composición.
Beneficios nutritivos del ensalabario
Si consumes una porción diaria del provocativo ensalabario, aportará a tu organismo clases donde los sentidos se activan para lograr aprendizajes vivenciales. Brinda la posibilidad de que los estudiantes interactúen con el conocimiento, lo relacionen con procesos reales y sientan que aprender a leer y a escribir es una experiencia cercana.
Su ingesta aporta favorablemente al desarrollo cognitivo, especialmente en los procesos de lectura y escritura; además, amplía las visiones del mundo alimenticio, ya que da la posibilidad de conocer alimentos que no se cultivan en la región y replantear el consumo y las formas de preparar aquellos que sí están en el entorno.
Su consumo reduce el aburrimiento en clase, ya que provee al docente de múltiples estrategias para dinamizar los procesos de enseñanza a favor de la transversalización de las diferentes áreas del saber, porque las nutre con recursos didácticos atractivos para niños y niñas en edad escolar.
Además, el ensalabario es un perfecto desintoxicante para tu cuerpo con el que se puede generar conciencia sobre la importancia del consumo de frutas y verduras para tener un buen desarrollo físico y mental.
Te recomendamos dosificar las cantidades que consumen, ya que pueden generar excesivo interés en los estudiantes, lo que los lleva a repetir infinidad de veces expresiones como “profe, ¿qué fruta sigue para probar?”, “¿podemos trabajar otra vez el kiwi?”, “profe, ¿cómo se puede escribir remolacha?”, “¿podemos cantar otra vez El pepino enamorado?”, “escribamos la receta de los pancakes de banano para que mi mamá me haga en la casa”.
Y si quieres darle un toque más provocativo a esta receta, invita a las familias a que participen de la preparación, pues ellas podrán adobar el ensalabario con sabores ancestrales y revelar sus toques secretos para cocinar otros alimentos.
Ahora sí, conociendo ya la forma de preparar este alimento, no queda más que poner manos a la obra; de seguro quedarás con la barriga llena de tanto probar frutas y verduras en distintas presentaciones, y con el corazón contento de ver el progreso de los niños y niñas al leer y escribir fluidamente, y ni qué decir de lo que genera ver sus caritas de emoción con cada nueva experiencia