Sede Principal, Institución Educativa Santa Rita
Nací una madrugada silenciosa y fría del domingo 6 de abril de 1980 y desde entonces fui acogida por los brazos amorosos y protectores de mis padres. Mi natal Santa Rita, corregimiento de Andes, está poblada por familias campesinas, trabajadoras y pujantes.
Soy apasionada por las agujas, los hilos y las matemáticas. Con mis manos creo obras de arte que me relajan, me inspiran y me transforman. Combino los números y las letras para contagiar a mis estudiantes del deseo de aprender, practicar y amar las matemáticas.
Me identifica la lealtad con mi familia, mis amigos, mi profesión como docente y el indeclinable deseo de tener cada día nuevos aprendizajes. El que sabe sabe; y el que no tarea tiene.
En un lugar del cual no quiero alejarme, en la ruralidad, a doce kilómetros de la cabecera municipal del municipio de Andes, se encuentra ubicada la Institución Educativa Santa Rita. Institución que promueve los siete Principios del Aprendizaje Dialógico (PAD) en las prácticas pedagógicas de las diferentes asignaturas: diálogo igualitario, igualdad de diferencias, creación de sentido, dimensión instrumental, solidaridad, transformación e inteligencia cultural.
Tengo el privilegio de estar rodeada de estudiantes alegres, empáticos, algunos con miedo a las matemáticas, pero que esperan la oportunidad para vivirlas, entenderlas y disfrutarlas. También están los que son exploradores, deseosos de saber cómo aplicarlas en el contexto.
Frases comunes como “odio las matemáticas”, “no soy bueno en matemáticas” y “las matemáticas son para genios” se escuchan en los pasillos de la institución, ¡y no solo de los estudiantes! Las he escuchado de docentes de otras áreas.
Y ahora, ¿cómo les muestro que las matemáticas están en nuestro diario vivir?, ¿qué estrategia implementar para que los estudiantes de la media académica aprendan las matemáticas de forma divertida aplicando procedimientos y formalizando el conocimiento? Partiendo de la premisa para aprender lo principal es querer, busqué la forma de implementar una estrategia pedagógica novedosa que cautivara a los estudiantes de mi institución hacia el conocimiento de las matemáticas. Por mi mente se cruzaron varias ideas y sueños; sueños de esos que no exigen la presencia de la almohada.
De repente, hice la conexión con la capacitación de Alianza ERA y Secretos para contar, quienes son promotores de la implementación de los instrumentos de gobierno estudiantil de escuela nueva. Instrumentos considerados herramientas que contribuyen a la formación integral y al desarrollo de competencias de los estudiantes de los distintos niveles educativos, entre ellas, el Cuaderno Viajero. ¡Oh!, ¡Cuaderno Viajero! ¿Y eso qué es? El Cuaderno Viajero es una estrategia que consiste en llevar a casa un cuaderno para que los estudiantes realicen diferentes tipos de escritos con el apoyo de sus familiares, para luego socializarlos en clase ante sus compañeros.
Aun con la idea de qué hacer, y sin dejar de lado los PAD del enfoque pedagógico de la institución, recordé al Cuaderno Viajero y decidí adaptarlo para mis clases de matemáticas, y lo llamé Cuaderno Viajero de Matemáticas. En cada una de sus tres temporadas anuales, una por periodo académico, se proponen problemas relacionados con el pensamiento lógico a fin de potencializar los procesos generales de pensamiento matemático en los estudiantes. Procesos que generan un impacto positivo en diversos espacios de sus vidas, más allá del ámbito académico.
En cada temporada, por medio de un sorteo en clase, se define cuál estudiante quedará con el Cuaderno para que solo o con cualquier tipo de ayuda (internet, familiares, amigos, docentes) resuelva uno de los problemas propuestos. El estudiante y yo lo validamos previamente y, en la clase siguiente, él lee y expone (en un máximo de cinco minutos) el problema con el procedimiento o razonamiento antes validado; entre todos aprueban y reconocen el proceso de pensamiento llevado a cabo para llegar a la respuesta correcta.
¿Y tiene alguna novedad cada temporada? ¡Pues claro! En la primera temporada pego o escribo una cantidad de problemas igual al número de estudiantes del grupo. El estudiante que se haga acreedor del Cuaderno en el sorteo debe resolver uno, y solo uno de ellos; y así hasta llegar al último estudiante, que no tendrá elección, pues quedará solo un problema. En la segunda temporada pego un problema posterior a la exposición del compañero que tenía el Cuaderno y hago nuevamente el sorteo. En la tercera pego un problema y el estudiante que se lleva el Cuaderno debe copiar o escribir un nuevo problema, el que él desee, bajo las siguientes condiciones: debe ser diferente a los ya trabajados y debe saber el procedimiento o justificación que conduce a la solución.
¡Aclaremos!: por temporada cada estudiante se lleva el Cuaderno solo una vez. Pero siempre debe estar atento a la lectura y solución de los problemas resueltos por sus compañeros y, ¿por qué no?, pensar en otras posibles soluciones. La solución y exposición del Cuaderno Viajero no tiene nota para el periodo específico; así les enseño a los estudiantes a reconocer que tener una calificación no es condición indispensable ante la necesidad de adquirir conocimientos.
¿Y lo mejor? ¡El cierre de cada temporada del Cuaderno Viajero! Planeo, para dos horas de clase, tres actividades esenciales. Uno, evaluar la temporada; escuchar ideas y sugerencias de los estudiantes, si les gusta la propuesta. ¡Demostrarán su creatividad en esto! Dos, preparo una jornada lúdico-recreativa con actividades relacionadas con el razonamiento lógico, contenidos matemáticos, juegos de estrategia, acertijos o adivinanzas que deben resolver en forma grupal asegurando que todo el equipo conozca y entienda la solución, ya que le corresponderá a cualquiera de ellos exponerla ante los demás compañeros; los grupos se distribuyen de forma heterogénea, sin privilegios ni acusaciones. Tres, compartir gastronómico: con anterioridad planeo qué comida compartiremos al final de la jornada como cierre de esta y de la temporada. Este espacio sirve, además, para fortalecer los lazos de amistad, interacción, empatía y compañía entre los estudiantes.
Si eres profesor y quieres implementar esta propuesta en el aula de clase, les estarás brindando a tus estudiantes la posibilidad de ver y aprender las matemáticas de forma divertida, agradable, comunitaria y social. Si desde el inicio muestran inseguridad e imaginan que no serán capaces de resolver el problema, si sienten temor anticipado al pensar en la exposición del problema resuelto, pues… ¡a mí me pasó lo mismo! Al poner en práctica los PAD, y estableciendo reglas claras, puedes evitar miedos, inseguridades, exclusiones u otras manifestaciones negativas que puedan opacar el proyecto.
Durante el proceso y al final de cada temporada puedes evidenciar el desarrollo y fortalecimiento de aspectos intelectuales, personales y sociales entre los estudiantes; aspectos estos indispensables para lograr mejores resultados académicos en las diferentes áreas del conocimiento.
Y, ¡sin miedo a las matemáticas!, ¿qué letra sigue?: U, D, T, C, C, S, S, O, N, ___